Al igual que otras zonas de la piel, el cuero cabelludo es un tejido propenso a infecciones bacterianas que ocasionan lesiones en los sacos de nacimiento del pelo. La inflamación purulenta de un folículo piloso es una de las más comunes de ellas. Todos en algún momento la hemos padecido, pero no por ello deja de ser una afección molesta y de cuidado. Tratarla de forma oportuna ayuda a prevenir la formación de costras y evita que los patógenos causantes del problema se propaguen.
El pubis, las axilas, las extremidades y, por supuesto, el cuero cabelludo. Son las zonas en las que se desarrolla con mayor frecuencia este tipo de inflamación cutánea. Aunque también puede presentarse en áreas como el cuello y la cara con menor regularidad. Sin embargo, en la mayoría de los casos sus síntomas son relativamente parecidos y se manifiestan como una erupción roja, brillante y dolorosa al tacto, que se forma alrededor del folículo piloso.
En este artículo te ayudaremos a identificar las principales causas de esta afección. Para que minimices la exposición a dichos factores de riesgo y evites daños mayores en la piel.
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¿Qué es una inflamación purulenta de un folículo piloso?
Las estructuras en donde se forma el cabello pueden inflamarse por múltiples razones, pero cuando ese pequeño bulto se forma acompañado por una vesícula llena de pus. Puede hablarse de una inflamación purulenta del folículo piloso. Estas son lesiones cutáneas que se producen por la acción de microrganismos fúngicos, medicamentos, bacterias o virus que terminan comprometiendo el entorno en el que crece el pelo.
Inicialmente se manifiestan como una especie de pequeñas espinillas alrededor del pelo y en algunos estadios suelen generar picazón, irritación, dolor y hasta vergüenza. Todo depende del grado de hinchazón que alcance la afección y de la zona en la que se presente. Pero, por lo general, cuando surge en el cuero cabelludo, es imperceptible ante los ojos de los demás. Sin embargo, en quien la desarrolla no pasa desapercibida, especialmente al rozarla por accidente o pasar los dedos por la zona.
Pese a su molesta forma de manifestarse. En sus versiones leves y aisladas, la foliculitis suele desaparecer por si sola. No obstante, de acuerdo al tipo de piel que tenga la persona, puede dejar manchas, cicatrices o moretones, tras el cese del cuadro inflamatorio. Mientras que en los estadios más graves de la infección es capaz de provocar hasta la caída del pelo.
De ahí la importancia de precisar las causas que la originan para evitar en la medida de lo posible la exposición a dichos factores de riesgo. O para ponerse en contacto con un especialista que ayude a mantener la enfermedad bajo control.
Principales causas de la foliculitis
La foliculitis y la osteofoliculitis, que vendría siendo una versión más superficial de la inflamación del folículo piloso. Se presentan por causas de origen multifactorial. Sin embargo, en un alto porcentaje de los casos, es el resultado de un cuadro infeccioso ocasionado por la Staphylococcus aureus. Un patógeno perteneciente a la familia de los estafilococos que genera protuberancias y afecciones en la piel.
Pese a ello, la infección del folículo piloso también puede ser ocasionada por virus, hongos o parásitos, e incluso, en algunos casos se desconoce su causa. Lo cierto es que, existen indiscutibles factores de riesgo que aumentan las probabilidades de padecerla y entre ellos destacan:
Uso de ropa muy ajustada
Vestir con prendas muy ceñidas al cuerpo con frecuencia evita que la piel respire y transpire de manera correcta. Este tipo de ropa solo hace que una mayor cantidad de calor se concentre en ciertas zonas y favorece la acumulación de sudor. Por lo que constituye uno de los principales factores de riesgo para desarrollar foliculitis, especialmente en las piernas.
La ropa interior sintética y ajustada, los guantes de goma y las botas altas, son unos de los mejores ejemplos de ello.
Higiene deficiente
No bañarse o lavarse el cabello con la periodicidad adecuada, es exponer a la piel al exceso de grasa y suciedad en distintos planos. Y bajo esas condiciones lo único que puede proliferar son las bacterias y los microrganismos que comprometen el bienestar de los folículos pilosos.
Afeitado con máquina
Rasurarse la barba, los genitales, las axilas o las piernas con máquinas de afeitar al seco o con versiones que no contengan un gel hidratante y de baja calidad. Aumenta las probabilidades de irritación de la piel en cada pasada. Por ello, es fundamental adquirir productos de depilación especializados para cada zona. Y que además estén elaborados a base de ingredientes naturales que nutran, hidraten y faciliten el deslizamiento de las hojillas a la hora de retirar el vello.
Una recomendación que también aplica para el afeitado del cabello, en el que algunos barberos se exceden con el uso de la máquina o la navaja para perfilar o dar forma a las patillas.
Acné y dermatitis
Las personas con trastornos cutáneos activos como el acné y la dermatitis, tienen un mayor riesgo de presentar cuadros inflamatorios en los folículos pilosos. Incluso la característica piel grasa de este tipo de pacientes, puede dar paso a la emergencia de pústulas o pequeñas ampollas llenas de pus. Especialmente en zonas como la cara, la espalda y los hombros.
Enfermedades infecciosas
Algunas enfermedades infecciosas como el VIH, ante cualquier golpe o rasguño sobre la piel, hacen que el hombre o la mujer afectada sea más propensa a la foliculitis. Básicamente porque al contar con un sistema inmunitario debilitado, sus estructuras capilares son vulnerables al entrar en contacto con las bacterias y los microorganismos que circulan en el exterior.
Picadura de insectos
La picadura de algunos mosquitos, insectos o parásitos como las garrapatas desencadenan la inflamación de la piel. Y hacen que los folículos de los vellos presentes en la zona agredida se vean afectados. Aunado a ello, la mordida de este tipo de artrópodos es de alto riesgo para la salud general y suele provocar fiebre, dolores de cabeza e inflamación de los ganglios linfáticos.
Diabetes
La diabetes mellitus y la anemia disminuyen la resistencia del organismo ante infecciones. Por tanto, las personas con patologías de esta naturaleza son más susceptibles a sustancias y agentes externos contaminantes que acceden al cuero cabelludo o a otras zonas de la piel.
Alteraciones de la sudoración
El aumento de la sudoración corporal está estrechamente relacionado con la emergencia de afecciones cutáneas. Debido a que la piel empieza a segregar más humedad en zonas cubiertas por la ropa. Y eso se traduce en una mayor acumulación de grasa y toxinas que no siempre se remueven en el momento. Por lo que permanecen en el cuerpo por más tiempo desencadenando procesos infecciosos.
Tipos de foliculitis
La foliculitis puede ser única o múltiple, superficial o profunda, aguda o adquirida. Pero casi siempre se divide en dos, en función de la gravedad de las lesiones. La superficial, también conocida como osteofoliculitis, es aquella que solo afecta una parte del folículo y desparece en pocos días.
Mientras que, la profunda, como su nombre lo indica compromete la estructura interna del folículo piloso. Además de emerger acompañada por pústulas dolorosas que tardan mucho más tiempo en desinflamarse.
No obstante, de acuerdo a las características y el origen de infección también podemos clasificar al menos seis tipos de foliculitis:
Estafilocócica
Son las ampollas o bultos llenos de pus que surgen a raíz de una infección por estafilococos. Se caracterizan por presentarse con comezón y en forma de sarpullido. Por lo general, ingresan a la piel a través de cortes o heridas.
Foliculitis por pseudomonas
También conocida como sarpullido de jacuzzi. Esta inflamación del folículo piloso se produce por la inmersión en entornos acuáticos como toboganes, jacuzzi y piscinas climatizadas con niveles de cloro y PH desequilibrados. Aparece dos o tres días después a la exposición de la bacteria y se distingue por sarpullidos en forma de bultos redondos.
Pseudofoliculitis de la barba
Es la afección cutánea que se deriva de depilación o el rasurado al ras en zonas como el rostro y la línea del bikini. Y afecta con mayor frecuencia a las personas de pelo rizado. Sin embargo, en este caso la inflamación corresponde a vellos encarnados y no a folículos infectados.
Foliculitis por Pityrosporum
Son los bultos de pus que aparecen como consecuencia de infección por candidiasis. Este tipo de sarpullido genera abundante comezón y afecta en mayor medida zonas como la espalda y el pecho.
Gramnegativa
Es la foliculitis que se desarrolla en personas que toman antibióticos para contrarrestar el avance del acné. Por tanto, se registra con frecuencia en el rostro, específicamente alrededor de la nariz y la boca. También va de la mano con lesiones purulentas.
Descalvante
Es la inflamación crónica del folículo piloso que lleva a la pérdida permanente del cabello y a la formación de áreas calvas en el cuero cabelludo. Por ello, es una de las principales causas de la alopecia cicatricial. Se caracteriza por el desarrollo de abscesos, quistes y cicatrices que tumban el pelo de raíz. Su causa precisa se desconoce, sin embargo, se cree que factores genéticos y autoinmunes pueden estar detrás de su aparición.
Tratamientos para una inflamación purulenta de un folículo piloso
Los métodos para tratar una inflamación purulenta de un folículo piloso varían de acuerdo a la gravedad del caso. Así como en función del tipo de foliculitis que presente el paciente. Además, antes que nada, el dermatólogo debe precisar la causa exacta de la enfermedad. Jamás será lo mismo atenuar la inflamación de un vello inflamado por un mal rasurado, que tratar un sarpullido extenso en el cuero cabelludo o en el rostro.
Antibióticos
Por tanto, lo primero que debes hacer si presentas alguno de los síntomas que hemos descrito en este artículo. Es acudir a un especialista. De esta manera, evitarás daños irreversibles o complicaciones asociadas a esta afección cutánea como cicatrices o pérdida de cabello. Por lo general, las soluciones que se prescriben en estos casos son antibióticos, aunque también podrían ir de la mano con el uso de ungüentos o fórmulas tópicas.
En tal sentido, la Eritromicina y la Meticilina, suelen ser los medicamentos que se recetan con más frecuencia para casos de foliculitis de origen bacteriano. Mientras que la Terbinafina es la opción más indicada ante una inflamación purulenta de un folículo piloso, provocada por hongos. Y, por último, también podemos hacer mención del Aciclovir. Un fármaco eficaz para acelerar la curación de ampollas y reducir el dolor que viene con ellas.
Fisioterapia e infusiones naturales
Otras técnicas que podrían aplicarse para revertir los daños ocasionados por este tipo de bultos, son la fisioterapia y las infusiones de frutos secos, plantas y raíces naturales. La manzanilla, la rosa mosqueta, la caléndula, el cardo, el diente de león y el jugo de plátano fresco. Constituyen excelentes aliados para bajar la inflamación y desinfectar el tejido cutáneo en donde se encuentra el folículo afectado.